diumenge, 25 de maig del 2008

alimentación complementaria II

Algunas pautas generales del Dr Carlos Gonzalez


No obligar nunca a comer a un niño.
Un adulto puede que se niegue a probar bocado por los dictados de la moda pero a un crío aún no le pesan las normas sociales. Por tanto no se debe insistir en que el niño trague a toda costa.

Cuánta cantidad de comida es necesaria. Cada uno de nosotros necesita un aporte calórico distinto, razón por la que la alimentación no puede tomarse como una ciencia exacta. Unos zampan como elefantes mientras otros comen como pajaritos. ¿Por qué entonces se intenta medir a los niños por el mismo rasero? Un niño de año y medio puede que necesite comer la misma cantidad que un bebé de nueve meses.

El trabajo de mamá. El regreso laboral de mamá origina en ciertos bebés una negativa a alimentarse si no lo hace su madre. Pueden no consumir nada en ocho horas y luego ponerse las botas cuando ella regresa.

Pecho "for ever" y a libre demanda. La leche materna es el alimento más completo y nutritivo. Si el niño no pierde peso es conveniente alargar la lactancia hasta el año o los dos años. Siempre sin imposición de horarios, porque él ya lo pedirá cuando lo necesite.

Las papillas. Nunca se debe sustituir el pecho por la infundada creencia de que los cereales alimentan más. Cuando los niños ya degustan papillas hay que saber que casi ninguno logra terminarse la medida recomendada porque es simplemente una orientación, no un dictado.

Horror a las verduras. El pequeño estómago de los niños admite pequeñas cantidades, o sea, muchas calorías en poco volumen. Las verduras contienen mucha fibra y escasas calorías, por lo que les enguachina pero no les sacia. Apenas unas cucharadas serán suficientes para que le saquen el gusto.

La papilla de frutas. Con las frutas viene a suceder lo mismo que con las verduras. Si el crío las rechaza pruebe a darle una manzana a mordiscos o una pera en trocitos, por ejemplo. Las recomendaciones y mezclas frutales del pediatra no tienen por qué ir a misa.

Cómo introducir los alimentos. A partir de los seis meses se pueden ir probando nuevos sabores con gran precaución y muy lentamente.

Vegetarianos. Cuando los padres son vegetarianos los niños pueden vivir perfectamente con una dieta ovo-lacto-vegetariana.

Acostumbrarse a comer de todo. Obligarle a comer un determinado alimento es la mejor forma de lograr que lo odie para el resto de su vida. Si no se le fuerza acabará probándolo.

Comer solo. Un niño se puede negar a comer porque quiere meterse él mismo el alimento en la boca y no se lo permiten. Aunque se estire la hora del almuerzo y ponga todo perdido es preferible concederles cierta independencia

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